23 noviembre 2012

Nosotros sí.

Cantamos juntos una canción. Todavía no sé cómo se llama, pero sabíamos qué decía, de qué se trataba. No sé si tenía voces o era instrumental. Al menos nuestras cuerdas vocales no pudieron entonar. Un nudo de lágrimas que no podían contarse las hacían vibrar. Los labios del otro amortiguaban el sonido, era una melodía que no podía oírse sin acercar al oído.
Nadie más podría haberla escuchado. Nosotros sí. Nadie más podría entenderla. Nosotros sí. O eso nos gusta pensar. Porque nos gusta pensar muchas cosas.
Pensamos siempre que nadie entendería, que esto es único, que esto existe.
Pensamos siempre que nadie entiende esa frase de los ojos ciegos. Que nosotros sí.
Nosotros sí.
Nosotros sí.
Nosotros sí.