07 octubre 2009

el velero


Soy una valsa con remos, dos remos. Creo tener un destino fijo, pero este navío es muy ancho. Tan ancho que no puedo alcanzar ambos remos al mismo tiempo, así que cuando voy a mover el derecho juro que lo intento y entonces al ver que no me mueve pienso que si muevo el izquierdo tal vez avance un poco, que el remo izquierdo me dirá con seguridad que remar por la derecha es lo mejor... Y después me doy cuenta que todo es un complot, ninguno quiere que llegue a mi destino. Me estoy cansando de remar. Me convertiré en un velero. Dejaré al viento teerminar con los molestos remos, sólo seremos la vela y yo esperando una ráfaga suficientemente fuerte para llevarnos a donde debamos ir, a donde queramos o no llegar, pero dejar de pelear contracorriente...

Soy un velero. Esta ráfaga cree que me va a llevar, pero no tiene las agallas. Voltearé esta vela hasta que la bocanada de aire acelerado se dirija hacia donde la corriente va...